Pues yo no sé de donde sale esta magistral extravagancia pero está genial! ; ) A mi me ocurre como al magnánimo padre de esta historia, no me interesa nada el fútbol, es más, lo único que me apena de que haya ganado Argentina, es que si ya tenían en los altares a Mesi de esta, lo igualan a Yavé o Mahoma ; ) y tanto endiosamiento por darle patadas a un balón no me parece lógico.
Que no digo yo que no tenga mérito, pero por favor... que es un juego, no ha descubierto nada, ni curado a nadie, ni evitado ninguna desgracia... en fin. Me ha gustado mucho esta historia! mira, ya puestos al que sí que había que subir a los altares es a este padre adorable... eso sí, se merece otros hijos.. pobrecito, paseando a los perros a 40º ... ay!
Muchos besos mi querido ARISTOS , gracias por este ratito y muy feliz lunes de casi Navidad!
Recordé bastante la trama de Papá Goriot novela de don Honorato de Balzac aunque el abandono del padre en este caso no es el fútbol pero igual es otra pasión alienante de los vínculos familiares donde en el fondo quienes mueven los hilos son las transnacionales de los negocios. Recordé también ese segmento de la anécdota que nos relatas de tu padre en tu blog. Besos de solsticio y demás renaceres querida María!!!
El texto de Leila Guerriero es entrañable, pero lo ocurrido con la afición de Argentina me parece una explosión de histeria colectiva muy manipulable y peligrosa. No me gustó nada, la verdad me resulta incomprensible.
Este deporte y sus torneos de competencia mueve millones de millones de dólares cada día en el mundo. Los expertos en la materia en todas sus ramas trabajan meticulosamente para mantener y sacar el máximo provecho a tan exorbitantes ganancias. Business are business reza un refrán del mercado y mientras puedan seguir explotando estas pasiones nada los detendrá. Besos mi querida Luna, seguimos en lo nuestro con futbol o sin él, la literatura en últimas es la que da cuentas de la vida. "leer es la otra aventura, y probablemente la primera es la vida misma" Adolfo Bioy Casares.
Pues yo no sé de donde sale esta magistral extravagancia pero está genial! ; )
ResponderEliminarA mi me ocurre como al magnánimo padre de esta historia, no me interesa nada el fútbol, es más, lo único que me apena de que haya ganado Argentina, es que si ya tenían en los altares a Mesi de esta, lo igualan a Yavé o Mahoma ; ) y tanto endiosamiento por darle patadas a un balón no me parece lógico.
Que no digo yo que no tenga mérito, pero por favor... que es un juego, no ha descubierto nada, ni curado a nadie, ni evitado ninguna desgracia... en fin.
Me ha gustado mucho esta historia! mira, ya puestos al que sí que había que subir a los altares es a este padre adorable... eso sí, se merece otros hijos.. pobrecito, paseando a los perros a 40º ... ay!
Muchos besos mi querido ARISTOS , gracias por este ratito y muy feliz lunes de casi Navidad!
Recordé bastante la trama de Papá Goriot novela de don Honorato de Balzac aunque el abandono del padre en este caso no es el fútbol pero igual es otra pasión alienante de los vínculos familiares donde en el fondo quienes mueven los hilos son las transnacionales de los negocios. Recordé también ese segmento de la anécdota que nos relatas de tu padre en tu blog. Besos de solsticio y demás renaceres querida María!!!
ResponderEliminarEl texto de Leila Guerriero es entrañable, pero lo ocurrido con la afición de Argentina me parece una explosión de histeria colectiva muy manipulable y peligrosa. No me gustó nada, la verdad me resulta incomprensible.
ResponderEliminarBesos!!
Este deporte y sus torneos de competencia mueve millones de millones de dólares cada día en el mundo. Los expertos en la materia en todas sus ramas trabajan meticulosamente para mantener y sacar el máximo provecho a tan exorbitantes ganancias. Business are business reza un refrán del mercado y mientras puedan seguir explotando estas pasiones nada los detendrá. Besos mi querida Luna, seguimos en lo nuestro con futbol o sin él, la literatura en últimas es la que da cuentas de la vida. "leer es la otra aventura, y probablemente la primera es la vida misma" Adolfo Bioy Casares.
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