(Fragmenta)
En la luz del cardo se abre tu nombre, solo entonces sé del decir de la menta entre el rocío y la hierba.
No nos miente el viento ni el fuego en su salto verde de fiera en esta caída infinita hasta nuestra primera estrella.
Los rayos del verso y del abrazo han hecho para nosotros de la mañana y de la tarde un solo día en tu piel que tiembla.