viernes, 16 de septiembre de 2022

La Profecía



Lanzó una bocanada de humo hacia lo alto y mirando las pavesas del tabaco profetizó:

Faltando siete días para que se cumplan los treinta...muy otra será tu patria...y la de tu madre…y la de tu hermana. 

En esa nueva patria te encontrarás con un hermano de sangre. 


Tres veces sí…y ninguna vez no…tu padre será vengado…los que cobrarán venganza no lo imaginan todavía...

 

Siguió observando el puro y agregó...lo que sigue no merece ser contado ahora…ni después.


Pareció despertar de un trance, hizo una cruz en el aire para después apagar el cigarro en un extraño cenicero de arcilla y se acostó a mi lado, colocó su cabeza en mi pecho quedando profundamente dormida mientras musitaba…oigo latir tu corazón como si fuera el mío…ahora…


Al despertarme al día siguiente ella no estaba y había dejado una nota en la cabecera.


"Hola! 

No nos volveremos a ver. Así están marcados los motivos del destino, el futuro no tiene un solo corazón ni ninguna circunstancia para los dos. 

Seré la amante de muchos hombres poderosos y moriré luego de los noventa y tres años cumplidos sola y feliz sin haber tenido hijos. 

En cuanto a tus asuntos todo irá bien."


Valga decir que no creo para nada en horóscopos ni lecturas del destino. Es verdad que planeo un viaje al extranjero, pero si salen bien las cosas será dentro de unos seis meses, no en menos de veintitres días. Y pienso salir solo.

En cuanto a tener un hermano en un país en el que apenas entraré por primera vez lo descarto por completo.

El encuentro con esta chica fue accidental hará unos cinco meses, creciendo luego dentro de una fuerza hipnótica poderosa, mezcla de penumbras, sensibilidad, y desenfreno. Perdí hasta la más leve intuición a dónde iría a parar. Fue ella quien avistó este final feliz y vuelta a la normalidad.


Hace ya dos años y medio de ese vaticinio. Hoy luzco mi mejor corbata para esta pequeña fiesta de celebración. Hoy mi hermano de sangre cumple su primer año en esta patria distinta en la que me tocó nacer. Quedaremos muy bonitos en la foto frente al pastel con esa primera candela, el bebé, mi madre y su nuevo esposo, y mi hermana.

Recuerdo ahora que también se cumplió lo de la partida en menos de los treinta días junto a mi madre y mi hermana.

En cuanto a los que vengarán la muerte de mi padre aún yo tampoco me lo imagino, habrá que esperar, de pronto también sea cierto. 


Todavía y con amargura no me resigno a que jamás la volveré a ver aunque sea por un momento, con esperanza, añoro que tal vez haya algún quiebre en esta carta del destino y logre llegar al final de mis días sabiendo de ella aunque sea sola pero feliz.


(Aristos Veyrud de la carpeta de ejercicios literarios)

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